miércoles, 20 de julio de 2016

La Cirugía

Justo después de que el especialista expresara la urgencia por operarme, fuimos a casa para recoger algunas cosas (ropa, artículos de higiene personal) y aproveché el tiempo para intentar mentalizarme y estar lo más tranquilo posible.

Esa noche, en la que debí pasar por el proceso de preparación pertinente, se quedó mi esposa conmigo. Lo primero que el personal hizo después de tomar mis datos y registrar mi ingreso fue indicarme que me pusiera la batita típica de hospitalizado (esa que deja pasar frío por las nalgas y toda la espalda), colocarme una intravenosa con un suero base y llevarme mi primer litro de Nulytely sabor lima limón, el laxante que debería consumir para limpiar el tracto intestinal.


 Las instrucciones consistían en beber 250 ml del líquido cada 15 minutos hasta haber bebido 4 litros. Es importante mantener esta frecuencia para preparar al organismo para la cirugía. Por supuesto, la ingesta de cualquier otro líquido o alimento está prohibida.

En mi caso, el primer litro me pareció aceptable, pero a partir del segundo litro comenzó a costarme más trabajo pasar el laxante por la garganta. El efecto no suele tardar mucho y, con el paso de las horas, las deposiciones se van volviendo cada vez más líquidas e instantáneas, llegando el momento en que se traga el líquido y casi inmediatamente hay que ir al baño.

Ya en el tercer litro tuve que sobreponerme a las constantes náuseas que me provocaba esta sustancia. Afortunadamente evité el vómito (pues sabía que tendría que volver a tomar otro litro extra). Claro está, la frecuencia de 250 ml cada 15 mins. fue extendiéndose debido a la náusea.

Durante todo ese intervalo ingresaba el personal del hospital para, ya sea, tomar mis signos vitales, tomar una muestra de sangre para estudios preliminares, o para explicarme cuál sería el procedimiento a la tarde siguiente. Aproximadamente a las 5 am pude dormir un poco.

La operación se llevó a cabo a finales de marzo de 2015 a las 15 hrs. Recuerdo que me subieron a la planta superior en silla de ruedas. En el pasillo estaban mis padres, mi esposa y mis hermanas, diciéndonos "hasta luego" y deseando que todo saliera bien. Caminé hacia una camilla para recostarme mientras finalizaban los preparativos, estuve ahí unos 10 o 15 minutos, intentanto respirar profundo para no dejarme llevar por los nervios.

Entré caminando al quirófano y me recosté en la mesa de operaciones. El equipo de médicos y enfermería estaban atentos a sus respectivas labores. El anestesista me explicaba lo que iba haciendo a través de la intravenosa, el especialista (el cirujano) entró y me saludó preguntándome si estaba listo. Me estaba explicando que me colocaría una especie de parche en el muslo para un láser (no sé de qué hablaba) y que seguramente me arrancaría algunos vellos al quitármelo... corte, todo se apagó.


Estuve en el quirófano por unas 5 horas y 2 horas más en la sala de observación. Despertar de la anestesia fue algo pesado; la enfermera me preguntaba mi nombre, el año, el lugar en el que estaba y hasta quién era el presidente. Unos minutos después me estaban cambiando de camilla para bajarme a la habitación donde esperaba mi padre.

Aún estaba adormilado por la anestesia, notaba que entraban a revisar algo en mi abdomen... una enfermera movía una especie de bolsita aderida a mi cuerpo. Mi padre y yo nos sonreímos, eran pasadas las 10 de la noche, volví a hundirme en el sueño.

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